Smite 2 es realmente un remake disfrazado de secuela. Y no, no hay nada malo con los remakes, y mucho menos cuando son gratis. Y este en particular se presentó como el salvador de un juego muy querido pero en decadencia.
El primer Smite no es un juego malo, pero ya parece haber cumplido su vida útil. Pocos live-service tienen la fortuna de mantenerse en buena forma por tanto tiempo, y en ese sentido, Smite fue un éxito.
Pero ya se siente desactualizado, por más personajes nuevos que reciba. Las texturas lucen anticuadas, los sonidos son monótonos y las mecánicas se ven limitadas por el motor gráfico. Smite 2 soluciona todos esos aspectos, ofreciendo un entorno actualizado sobre el que los desarrolladores pueden ofrecer contenido más moderno.
Entonces, ¿por qué las críticas insisten en que el juego sigue pareciendo anticuado? Aquí exploraremos un gran fallo que Hi-Rez, los creadores de Smite, cometieron sin querer.
Smite 2 parece un remake perfecto, pero no una secuela
La razón por la que Smite 2 parece un remake en lugar de una secuela se debe a su diseño apresurado. Hi-Rez trató de que el juego hiciera lo mismo que su antecesor, pero sobre un nuevo motor. Esto significa gráficos, sonidos y código actualizado, pero basándose en el mismo producto.
Como resultado, Smite 2 se parece mucho al primer juego, que ya de por sí se sentía anticuado. Es un caso similar al de Overwatch 2 y Counter Strike 2, con la diferencia que sus juegos base no tenían problemas de retención de jugadores al nivel de Smite 1.
Pero la fase alfa de Smite 2 empezó con unos pocos empleados transportando los archivos del primer juego a Unreal Engine 5 y experimentando un poco con ellos. Pronto transfirieron otros cuantos dioses, formaron un mapa y anunciaron la secuela.
Por lo que si Smite 2 se siente como un remake en lugar de una secuela, es porque lo es. El compromiso era llevar Smite 1 a UE5, no hacer un juego nuevo. El ciclo de juego es exactamente el mismo, los objetivos son los mismos, y aunque el mapa sea diferente, no añadieron mecánicas nuevas.
Aunque hay cambios interesantes al sistema de objetos, los Pases de Ascensión, los bufos o la interfaz, pero solo son mejoras a sistemas previos de Smite 1, algo que puedes esperar de un remake o remasterización. No son añadidos únicos que realmente distingan a Smite 2 como el siguiente gran paso.
¿Qué necesita Smite 2 para verse como una secuela?
Es un gran desafío el que Smite 2 tiene por delante para convertirse en una secuela de verdad y no un remake. Ni siquiera sabemos si eso es un objetivo para Hi-Rez. ¿Qué nos hace pensar que su intención no es hacer un remake? Las secuelas requieren más trabajo, lo que se traduce en más inversión (tiempo y dinero) en el proyecto.
Pero como no nos gusta solo criticar, exploraremos algunos cambios que ayudarían a Smite 2 a distinguirse de su predecesor como una secuela propia y derecha.
¿Cómo distinguirse sin perder su identidad?
El desafío de separarse demasiado de Smite 1 está en que la secuela pierda su identidad, convirtiéndose en algo nuevo que los fans no disfruten.
Pero no separarse lo suficiente es contraproducente. El juego usa los mismos dioses, los mismos objetivos, las mismas reglas, el mismo sistema general. Muchas de las mecánicas son cosas que ni siquiera los veteranos están disfrutando del juego.
Smite 2 necesita abandonar la idea de mejorar todo lo anterior como un «remake», y quedarse con lo que lo define: un Moba que sirve de campo de batalla para los dioses de todas las mitologías. Todo lo demás puede ser prescindible.
No se puede ser un Moba más del montón
Si hemos aprendido algo de los videojuegos es que deben compartirse a los jugadores. Quienes quieren un shooter usualmente compran el Call of Duty o Battlefield del año, pero rara vez ambos.
Los Moba no son diferente. Aunque sean gratuitos, los jugadores necesitan invertir incontables horas para dominar a los personajes, así que suelen quedarse con uno principalmente. Es por eso que Smite 1 sigue perdiendo jugadores ante otros juegos mejor establecidos como League of Legends y Dota 2.
Lo que Smite 2 debe hacer es sorprender con un nuevo giro al género que no se encuentre en otros Moba, ni siquiera en el primer juego, como se esperaría de una secuela. Deadlock es un gran ejemplo de esto, pues usa el ciclo de los Moba pero con estéticas y mecánicas nunca antes vista.
Tener aspectos únicos es absolutamente necesario para sobrevivir en el mercado moderno.
Smite 2 debe sacar partido de lo que lo identifica
Arriba hicimos énfasis en la importancia de no perder la identidad que hace de Smite el punto de encuentro de muchos fans de la mitología. Pero de nada sirve este pensamiento si los jugadores prefieren al Loki de Marvel Rivals porque vieron Avengers: Infinity War.
Smite 2 necesita volver a hacer a sus personajes interesantes, sacando mejor provecho de la rica mitología en que se inspiran. Añadir una mecánica que desbloquee historias de los personajes al cumplir objetivos jugando puede ser un gran añadido, y no requiere demasiado tiempo de desarrollo.
Hay que dejar ir lo que ya no está funcionando
Si Hi-Rez pretende que Smite 2 tenga éxito como un remake y no una secuela, solo podemos desearle lo mejor. Pero si quiere ofrecer algo nuevo, es hora de despedirse de lo que ya no atrae jugadores nuevos.
El estilo visual puede ser uno de esos puntos. Los mapas que parecen plastilina pueden ser molestos para algunos jugadores, mientras que los personajes semi-realistas dejaron de ser atractivos. Incluso el ángulo de cámara resalta poco las skins que alegran a muchos jugadores como los fundadores.
Conclusiones: Smite 2 debe pasar de remake a secuela pronto
Smite 2 necesita diferenciarse más de su antecesor para poder sobrevivir ante sus competidores, que no necesitaron de secuelas ni remakes para mantener a sus jugadores.
Muchos cambios necesarios pueden marcar una gran diferencia, aunque se necesita sacrificar mucho por lo que se conoció a Smite 1. Pero de eso se trata una secuela: pisar donde su antecesor jamás puso un pie, con el riesgo de hundirse en el lodo o de pararse orgulloso sobre tierra firme.
De lo contrario, Smite 2 seguirá siendo el remake de un juego anticuado en lugar de la secuela que muchos esperaban ver. En ese caso, habría sido más inteligente otro nombre como «Smite Comeback» o algo similar, que no habría creado otras expectativas.
Aunque para ser justos, este error también lo cometió Overwatch 2 al traer una secuela sin cambios significativos y deshaciéndose de aspectos que los fans sí disfrutaban. Así que no es una situación fácil la de Hi-Rez antes del lanzamiento.